REPTILES

Tanatosis

Culebra de collar. Fte. del Francés. Monfragüe.
© J. Lorite. 2014.

      Entre las muy variadas formas que la Naturaleza ha pulido para otorgar a sus seres la oportunidad de librarse de una muerte segura ante el ataque de sus enemigos, fingirse muerto sea quizá una de las más dramáticas a la vez que eficaces.

      Ante el insistente acoso del zorro, el turón o ante nosotros mismos, la " inerme " culebra de collar, una vez vencidos sus amagos de inocuo ataque frente a sus adversarios, pasará a intentarlo con una técnica que quizá tachemos de cobarde ó indigna, juicio que de todos modos no contempla el código natural de los animales, pero que habrá servido en multitud de ocasiones para que estos reptiles carentes de la potencial peligrosidad que poseen otros géneros, puedan salvar su vida en esa vital entrega que hacen de su propio cuerpo.

      Llegado el momento, los movimientos del ofidio se ralentizan y contorsionan tórpidamente, sin dirección, hasta cesar por completo. La boca semiabierta deja entrever la bífida lengua, lánguida y sin función. Los ojos vidriosos y perdidos vienen a " bordar " la simulación. Todo está entonces servido. Sólo queda esperar que su falta de movilidad y defensa distraiga la atención del enemigo y le haga así perder el estímulo para el ataque. Después, huir en cuanto se pueda.

      Éste es el último recurso que les brinda la vida; " dejarse morir " de modo temporal, para no pasar a hacerlo de modo eterno y real.


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