UNIVERSO MACRO

Fotografia de aproximación

La muerte esmeralda

Mantis religiosa. Cortes de Pallás.
© J. Lorite. 2014.



La dama de la mortaja

Araña diadema. Rambla Arquela. Tuéjar.
© J. Lorite. 2014.




En la tarde de fuego

Argiope lobata. El Garbí.
© J. Lorite. 2014.





Diamantes del arroyo

Xanthostoma. Cañón del rio Lobos. Soria.
© J. Lorite. 2014.


Temible hueste

Langosta mediterránea. Tuéjar.
© J. Lorite. 2014.



Sobre el tórrido y reseco suelo de la planicie africana se está gestando una batalla. Millones de " soldados " reciben como bendición unas alas con las que propagarse a lo largo y ancho del extenso terreno sentenciado. Y parten voraces, con ansia de victoria. El cielo se ennegrece con el aéreo avance de la hueste. El frente avanza devastador y las plantaciones se resienten ante el azote de cada oleada hasta desaparecer víctimas del apetito de las hordas. Tras de su paso todo es desolación, y un reguero de cadáveres siembra los mares de hierba; son los cuerpos entregados de los guerreros que terminaron su ciclo.

     Los campos del hombre de la llanura sufren el asedio de la terrible plaga de la que ya hacía mención la Biblia. Cuando el siseo de miríadas de alas imbade cielo y tierra, no queda más que esperar que se marche pronto...y se marchará tan pronto como no quede nada por arrasar. Entonces mejor será la resignación que la desesperación. ¡ Ni la cabalgadura de Atila llegó a ser nunca tan temida !

    Pero quizá el hombre no esté solo ante la desigual lucha contra la langosta; otro ejército aliado de sus cosechas tratará de frenar la contienda mermando sus filas. Miles de aves y otros animales se solidarizarán con nuestra especie en esta " Gran batalla " que se viene librando desde tiempos de Noé sobre el Continente Negro.

    Evidentemente esta especie que os muestro no es la protagonista de las tremendas plagas e invasiones que asolan África, pero me inspira para plasmar la más dramática y popular faceta que siempre acompañó al mundo de la langosta.




La macaón y el cardo

Macaón. Alarcón. Cuenca.
© J. Lorite. 2014.

        Sobre la punzante aspereza del " huraño " cardo, se posa dulce y hermosa la macaón, libre de avergüenzas, complejos o temores de subestimación. La belleza ostentosa, casi insultante de la mariposa, contrasta con el cardo raquítico y agostado, pálido y abrasado de tanto sol.

       Bella y libre la mariposa y decrépito y esclavo de su raíz el cardo. Pero el cardo resistirá el verano y soportará estoico el frío del llano invernal, y aún recibirá, encendido de rosa, a la primavera. La mariposa sin embargo durará unas horas, quizá días.

       Ésta parece ser la " ley compensatoria " que la Naturaleza dictamina a todas sus criaturas. Ni bellos ni feos, ni buenos ni malos, ni ricos ni pobres, todos en igual condición pagarán el tributo con el que vienen marcados. Lástima que no siempre sea así en la " particular Naturaleza " de los hombres.
 



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